En el corazón de Michoacán, el legado de Don Vasco de Quiroga sigue latiendo con fuerza. Este obispo del siglo XVI, conocido cariñosamente como “Tata Vasco”, se destaca por su enfoque innovador al implementar un sistema de comunidades cooperativas entre los pueblos indígenas. Inspirado por la “Utopía” de Tomás Moro, su visión de una organización social justa le ganó el respeto y cariño de las comunidades locales.
¿Quién fue Don Vasco de Quiroga?
Nacido en Madrigal de las Altas Torres, España, entre 1470 y 1478, Don Vasco de Quiroga provenía de una familia de juristas y se formó como abogado y juez. Su llegada a América en 1531 como oidor de la Segunda Real Audiencia de México fue un intento de restaurar el orden tras los abusos de la Primera Audiencia Española. Cinco años después, fue consagrado como el primer obispo de Michoacán, tras aceptar el cargo que inicialmente había rechazado Fray Luis de Fuensalida.
El modelo revolucionario de los “Hospitales-Pueblo”
Basándose en los principios descritos por Tomás Moro, Don Vasco de Quiroga desarrolló un modelo de comunidades cooperativas autosostenibles conocidas como “Repúblicas de Indios” o “Hospitales-Pueblo”. El objetivo principal de estos pueblos era triple: proporcionar asistencia a los necesitados, restablecer la paz social y educar a los indígenas tanto en la fe católica como en habilidades prácticas. Las comunidades estaban organizadas para funcionar colectivamente, permitiendo a los residentes trabajar seis horas al día y repartir equitativamente las ganancias, mientras se educaban tanto religiosa como técnicamente.

Impacto y legado de “Tata Vasco”
Las políticas implementadas por Don Vasco no solo tuvieron un efecto transformador en la estructura social de la época, sino que también promovieron una convivencia armónica entre españoles e indígenas. Su enfoque humanitario fue tan influyente que, en comunicaciones dirigidas al emperador Carlos V, se elogiaba su labor como un ejemplo de virtud y dignidad, instando a otros líderes religiosos a seguir su ejemplo.
- Transformación social: Facilitó la convivencia pacífica y la cooperación entre distintos grupos.
- Reconocimiento: Fue admirado por su austeridad y virtuosismo.
- Legado cultural: Su memoria sigue viva en Michoacán, donde se le recuerda como un padre generoso.
Comunidades establecidas por Don Vasco
Entre las comunidades fundadas por él, destacan los hospitales-pueblo de Santa Fe de México, Santa Fe de la Laguna y Santa Fe del Río, que se convirtieron en modelos de éxito para numerosas localidades en Michoacán y sus alrededores. A pesar de la falta de registros demográficos precisos, se estima que estas comunidades llegaron a albergar a miles de indígenas.
El legado de Don Vasco de Quiroga trasciende el tiempo, marcando significativamente la historia y cultura de Michoacán. Sus políticas visionarias y enfoque en el bienestar comunitario le aseguraron un lugar en la memoria colectiva como “Tata Vasco”, un símbolo de compasión y justicia social que continúa inspirando a las nuevas generaciones.
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